miércoles, 18 de abril de 2012

capitulo 7 viviendo en el distrito 11


Siento el retrasooo!! Aquí os dejo el séptimo...

CAPÍTULO 7
RUE
Llegó la hora. Cogimos el tren de camino al Capitolio. También nos acompañaron el extraño hombre del Capitolio y el ganador de unos juegos del hambre. Miraba a Thresh nerviosa, esperando dislumbrar algún rastro de temor. Nada, estaba impasible. En cambio yo derramaba terror por todos los lados de mi cuerpo. El tren era muy moderno visto desde fuera; era alargado, gris y blanco.
Nos subimos al tren. Por dentro era más lujoso aunque menos moderno que. Las paredes eran doradas, había velas colgadas y bonitas persianas de terciopalo con encajes también dorados. Una mesa con bonitos tallados reposaba en una esquina con una bonita vajilla. Me dirigí con paso tembloroso a mi habitación guiada por el hombre del capitolio. Una vez allí me tumbé cansada en la cama. Cerré los ojos e inspiré fuertemente. La almohada olía a detergente caro, lavanda y plástico. Entonces volví a llorar, avergonzandome de mí misma. No quería parecer débil, esa técnica ya había sido usada, pero me costaba dejar de pensar en mi vida, en mi antigua vida. Cuando dejé de sollozar me giré y miré a mi alrededor. La habitación era gris y cuadrada. En una esquina había un gran armario de cristal negro y de puertas corredizas y en una pared había dos enormes ventanas. También había una cómoda con unos cuantos cuadros de flores y paisajes que animaban la fría habitación y una mesilla de noche al lado de la cama con un jarrón y flores coloridas. Me levanté, me acerqué al armario y lo abrí. Había muchísimas camisetas, pantalones, faldas, vestidos y zapatos preciosos. Mi mirada se posó en un bonito y delicado vestidito morado a juego con unos leotardos blancos y unas botitas moradas. Sin pensarlo ni un momento me quité mis roídos pantalones pirata y la camiseta manchada y me puse el vestidito, solo para ver como me quedaba. Fue increíble. La ropa era muy suave y cómoda. Me solté el pelo y lo cepillé a conciencia con un pequeña cepillo que había en la cómoda. Emocionada, dí vueltas sobre mis pies, riendo y olvidandome de todo lo sucedido. Entonces una mujer que había visto en el escenario de la plaza entró sobresaltándome.
-¡Que bien, ya estás vestida!- Me dijo colocándose el extravagante lazo en su espesa cabellera pelirroja.-Te iba a pedir que lo hicieses, la cena empieza en media hora.
Salió de la habitación y yo me quedé perpleja. Me acerqué a la ventana e intenté ver mi reflejo. Estaba bastante bien, parecía otra Rue, nueva,feliz y guapa. Luego me concentré en el exterior. Un paisaje salpicado por vacas pastando. Pensé donde estaríamos, seguramente no haíamos avanzado mucho. Pereo cada vez estabamos más cerca de...la muerte.

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