Siento el retrasooo!! Aquí os dejo el séptimo...
CAPÍTULO 7
RUE
Llegó la
hora. Cogimos el tren de camino al Capitolio. También nos acompañaron el
extraño hombre del Capitolio y el ganador de unos juegos del hambre. Miraba a Thresh
nerviosa, esperando dislumbrar algún rastro de temor. Nada, estaba impasible.
En cambio yo derramaba terror por todos los lados de mi cuerpo. El tren era muy
moderno visto desde fuera; era alargado, gris y blanco.
Nos subimos
al tren. Por dentro era más lujoso aunque menos moderno que. Las paredes eran
doradas, había velas colgadas y bonitas persianas de terciopalo con encajes
también dorados. Una mesa con bonitos tallados reposaba en una esquina con una
bonita vajilla. Me dirigí con paso tembloroso a mi habitación guiada por el
hombre del capitolio. Una vez allí me tumbé cansada en la cama. Cerré los ojos
e inspiré fuertemente. La almohada olía a detergente caro, lavanda y plástico.
Entonces volví a llorar, avergonzandome de mí misma. No quería parecer débil,
esa técnica ya había sido usada, pero me costaba dejar de pensar en mi vida, en
mi antigua vida. Cuando dejé de sollozar me giré y miré a mi alrededor. La
habitación era gris y cuadrada. En una esquina había un gran armario de cristal
negro y de puertas corredizas y en una pared había dos enormes ventanas.
También había una cómoda con unos cuantos cuadros de flores y paisajes que
animaban la fría habitación y una mesilla de noche al lado de la cama con un
jarrón y flores coloridas. Me levanté, me acerqué al armario y lo abrí. Había
muchísimas camisetas, pantalones, faldas, vestidos y zapatos preciosos. Mi mirada
se posó en un bonito y delicado vestidito morado a juego con unos leotardos
blancos y unas botitas moradas. Sin pensarlo ni un momento me quité mis roídos
pantalones pirata y la camiseta manchada y me puse el vestidito, solo para ver
como me quedaba. Fue increíble. La ropa era muy suave y cómoda. Me solté el
pelo y lo cepillé a conciencia con un pequeña cepillo que había en la cómoda.
Emocionada, dí vueltas sobre mis pies, riendo y olvidandome de todo lo
sucedido. Entonces una mujer que había visto en el escenario de la plaza entró
sobresaltándome.
-¡Que bien,
ya estás vestida!- Me dijo colocándose el extravagante lazo en su espesa
cabellera pelirroja.-Te iba a pedir que lo hicieses, la cena empieza en media
hora.
Salió de la
habitación y yo me quedé perpleja. Me acerqué a la ventana e intenté ver mi
reflejo. Estaba bastante bien, parecía otra Rue, nueva,feliz y guapa. Luego me
concentré en el exterior. Un paisaje salpicado por vacas pastando. Pensé donde
estaríamos, seguramente no haíamos avanzado mucho. Pereo cada vez estabamos más
cerca de...la muerte.
precioso!!!!!!
ResponderEliminarL
gracias
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